El impacto de la Covid-19 en las mujeres
Buenas noches Meninas y Meninos:
Esta semana me paso por aquí para hablar del impacto que tiene la pandemia en nosotras.
Imagen: Instituto Mujer
La pandemia del COVID-19, que irrumpió en nuestras vidas hace ya más de un año, no es solo una crisis sanitaria, sino que su propagación y las medidas que se están adoptando para su contención tienen repercusiones sociales y económicas muy graves.
Esta pandemia tiene una triple dimensión, sanitaria, social y económica; es necesario conocer el alcance del impacto de género que ha producido e incorporarlo en la respuesta de una crisis que, por sus propias características, afecta de forma diferente a mujeres y a hombres.
La sobrecarga del trabajo sanitario, servicios sociales y servicios esenciales ha recaído principalmente sobre las mujeres. Representan el 70% del personal sanitario en todo el mundo y son mayoría en sectores del comercio, de alimentación y de los servicios de limpieza hospitalaria, así como el cuidado de mayores y dependientes en residencias.
En España, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), las mujeres representan el 66% del personal sanitario, llegando al 84% en el caso de las enfermeras.
En los establecimientos residenciales para mayores y personas dependientes, donde se han dado los casos más graves y el mayor número de fallecimientos, trabajan 334.300 personas, de las que 280.400 son mujeres, que supone el 84% del personal contratado. (Encuesta de Población Activa, 2020).
La asignación del rol de cuidadora a las mujeres posiciona a las profesionales sanitarias, enfermeras, auxiliares de enfermería y geriatría en primera línea de respuesta a la enfermedad; con un contacto directo y continuado con las personas afectadas por coronavirus, implicando un alto nivel de exposición al contagio; además de tener que doblar turnos y hacer horas extras, con las consecuencias emocionales y psicológicas que ello acarrea. A este colectivo hay que añadir los colectivos de las limpiadoras, dependientas y cajeras de tiendas de alimentación y supermercados, un conjunto de profesionales imprescindibles y desempeñados mayoritariamente por mujeres.
También merece atención la situación de las empleadas del hogar y cuidadoras, especialmente aquellas que trabajan como cuidadoras internas de personas mayores o dependientes, donde la situación de confinamiento ha hecho que permanezcan en el hogar en el que trabajan sin la posibilidad de volver a sus casa y atender sus propias necesidades.
En el ámbito privado las mujeres son las que realizan la mayor parte del trabajo doméstico: el 70% de las tareas de cuidado recaen en las mujeres. El cierre de los centros educativos, el teletrabajo y el confinamiento de la población en sus domicilios provocó en las mujeres una sobrecarga de trabajo.
Los condicionantes de género determinan la diferencia del impacto de la crisis en mujeres y en hombres. El rol tradicional de cuidadoras asignado a las mujeres les otorga un grado de presencia en la respuesta a la enfermedad que debe ser tenido en cuenta en el abordaje de la crisis. Ignorar el impacto de género en las consecuencias económicas y sociales agravarán las desigualdades.
La crisis originada por la pandemia ha tenido importantes repercusiones negativas sobre la economía y los mercados de trabajo.
En los sectores del comercio, la hostelería y los servicios, que cuentan con una importante presencia de mujeres, es donde más se ha sufrido la crisis económica derivada de la pandemia. La paralización del turismo afecta de manera directa a las actividades de alojamiento, servicio de comidas o transporte y tendrá una lenta recuperación.
A esto hay que añadir otros factores que agravan el desempleo y que repercute de forma distinta en hombres y mujeres, como son la elevada tasa de temporalidad, la dependencia del turismo, un tejido empresarial formado por pymes y autónomos/as y una brecha en la tasa de empleo de las mujeres del 11/7% (según el INE).
En este punto se debe hacer mención al sector de las trabajadoras del hogar, muy precarizado, en el que la existencia del despido por desistimiento, la no inclusión plena en el régimen de la Seguridad Social, el no reconocimiento de la prestación por desempleo y el elevado nivel de exposición al contagio, las sitúan como uno de los colectivos más vulnerables.
Las principales medidas en el ámbito laboral con impacto de género que se han adoptado con motivo de la crisis sanitaria son:
- Teletrabajo: Carácter preferente del trabajo a distancia, frente a la cesación temporal o reducción de la actividad.
- Adaptación de horario y reducción de jornada.
- Subsidio extraordinario por falta de actividad para las personas integradas en el sistema especial de empleados de hogar familiar.
Las crisis económicas afectan más duramente a las mujeres. Esto se debe a lo siguiente:
- Las mujeres suelen ganar salarios más bajos.
- Las mujeres tienen menos ahorros.
- La economía informal concentra un número muchísimo más alto de mujeres.
- Las mujeres tienen menos acceso a la protección social.
- Es más probable que las mujeres deban ocuparse del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado y, por lo tanto, deban abandonar el mercado laboral.
- La mayoría de las familias monoparentales son encabezadas por mujeres.
Durante los períodos de confinamiento que hemos vivido en España, las mujeres que sufren violencia de género, las mujeres víctimas de trata y explotación sexual, así como las mujeres prostituidas, constituyen colectivos especialmente vulnerables.
En el caso de las mujeres víctimas de violencia de género sus riesgos se agravan, ya que se ven forzadas a convivir con su agresor.
En el período de confinamiento aumentaron las llamadas al 016, las consultas online al 016 y la atención psicológica y emocional vía Whatsapp.
En este sentido, tras la declaración del estado de alarma, se aprobó el Real Decreto-Ley 12/2020, de 31 de marzo, de medidas urgentes en materia de protección y asistencia a las víctimas de violencia de género.
Este Real Decreto-Ley adopta una serie de medidas organizativas, dirigidas a garantizar el adecuado funcionamiento de los servicios existentes destinados a la protección de estos colectivos, así como la adaptación de los mismos a las circunstancias excepcionales que supone el confinamiento.
- Los dispositivos de información durante 24 horas (teléfono 016 y consultas online a través del correo electrónico 016-online@mscbs.es).
- La respuesta de emergencia y acogida a las víctimas en situación de riesgo.
- Centros de emergencia, acogida, pisos tutelados, y alojamientos seguros para víctimas de explotación sexual y trata.
- La asistencia psicológica, jurídica y social a las víctimas de manera no presencial (telefónica o por otros canales).
Otras medidas desde el plan de contingencia impulsado por el Ministerio de Igualdad a través de la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género, han sido:
- La campaña "Estamos contigo. La Violencia de Género la paramos unidas", que pretende trasladar a la opinión pública que la violencia de género no es un asunto privado, sino una violación de los derechos humanos que incumbe a toda la sociedad.
- La guía de actuación para mujeres que estén sufriendo violencia de género en situación de permanencia domiciliaria por COVID-19.
La Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género ha actualizado los recursos puestos a disposición de las víctimas de violencia machista desde las Comunidades y Ciudades Autónomas. A través del siguiente enlace se pueden consultar:
https://violenciagenero.igualdad.gob.es/informacionUtil/recursos/estadoAlarma/home.htm
Esto no desaparecerá cuando la pandemia termine, las mujeres somos susceptibles de tropezarnos con obstáculos a largo plazo en la participación en el mercado laboral. Estas consecuencias serán mayormente graves para las mujeres especialmente vulnerables, las trabajadoras migrantes, las familias monoparentales, las jóvenes y las personas más pobres. Es probable que quiénes lograron salir hace poco de la precariedad y la pobreza, puedan volver a ella.
La vulnerabilidad y desigualdad de las mujeres se incrementa tanto por las características propias de la pandemia como por algunas de las drásticas medidas aplicadas para su control. La OMS, ONU Mujeres y otras Instituciones han publicado guías e informes para orientar la adopción de medidas sociosanitarias y económicas con una perspectiva feminista.
Es fundamental que estas medidas llevadas a cabo para paliar los efectos de la pandemia y la prevención de futuras crisis tengan en cuenta la brecha de género, intenten reducirla y disminuir su impacto.
Es importante fomentar y potenciar programas de educación en igualdad de género a todos los niveles, escuelas, universidades, grupos de trabajo o asociaciones para favorecer el debate y adquisición de conocimientos sobre las dinámicas de poder en las familias, así como una apreciación más equilibrada de la importancia de los diferentes trabajos y roles en la sociedad. Esto implica un cambio en la forma en que reconocemos y apoyamos las labores reproductivas (actividades que tienen por objetivo ocuparse por el cuidado del hogar y la familia, el trabajo doméstico) y de cuidados no remunerados.
Reconocer que la pandemia de la COVID-19 afecta de manera distinta a mujeres y hombres es clave para asegurar una respuesta eficaz, centrada en las personas y sensible al género, y también lo es involucrar a las mujeres en los planes de respuesta y la toma de decisiones.
Webgrafía:
https://www.ine.es/daco/daco42/daco4211/epa0420.pdf
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